Se aproximaban las vacaciones y Barby estaba muy entusiasmada, puesto a que ese año, por fin, viajarÃa a Japón. Conocer ese paÃs era su sueño desde hacÃa ya mucho tiempo, y sus padres habÃan organizado todo para cumplir ese deseo en su próximo viaje. La niña se habÃa pasado mucho tiempo viendo documentales, pelÃculas y series animadas de origen japonés, y por ello conocÃa mucho del lugar. Tanto asà que sus padres sentÃan que iban con una pequeña guÃa turÃstica.
El dÃa del viaje la pequeña Barby volaba de la emoción. El viaje al aeropuerto y la espera allÃ, la conexión en otro paÃs y la llegada a Japón, llevo mucho tiempo, pero a la niña se le pasó volando.
En el bus de camino al hotel, Barby no podÃa creer estar viendo con sus propios ojos lo que ya habÃa visto centenares de veces a través de la pantalla de su móvil.
Luego de descansar la primera noche, Barby y sus padres salieron a recorrer la ciudad de Tokio. Casi llegando a una plaza Barby vio a una pequeña niña que parecÃa estar desorientada. Se dirigió a ella en un rudimentario japonés, pero para su sorpresa la niña, que los habÃa oÃdo previamente, le respondió en español.
—Hola, mi nombre es Hiroko… Me alejé un poco de mi familia, y creo que me perdÃ.
—Hola, yo soy Barby, no te preocupes, que mis padres te ayudaremos.
La pequeña Hiroko no tenÃa móvil consigo, pero sé se sabÃa de memoria el número de sus padres. Asà que el padre de Barby marco el número de inmediato desde su móvil, y en unos pocos minutos los padres y el hermano mayor de Hiroko se acercaron al lugar a buscar a la niña.
—Muchas gracias por ayudarnos —dijo la madre de Hiroko dirigiéndose a Barby y sus padres luego de abrazar a su hija.
—No hay de qué, es lo mÃnimo que podÃamos hacer —respondió la madre de Barby.
—Ustedes están de visita aquÃ, ¿verdad? —preguntó el padre de Hiroko.
—SÃ, estamos de vacaciones, es nuestra primera vez en este paÃs. De hecho, llegamos ayer —respondió Barby con entusiasmo.
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€”Pues entonces ya sé cómo podemos agradecerles el haber ayudado a nuestra hija —comentó la madre de Hiroko mirando a su marido con complicidad.
La familia japonesa invitó a comer a Barby y a su familia a su hogar, y después de eso los acompañaron a recorrer además de los principales atractivos turÃsticos, otros increÃbles sitios de la ciudad que tan solo los nativos conocen.
Asà que el viaje fue mucho más especial de lo que Barby soñaba. Con la familia de Hiroko pudo conocer la cultura y las costumbres de Japón de primera mano. Y la estadÃa en la ciudad la aprovecharon mucho más que si hubieran permanecido solos. Y como si fuera poco, Barby e Hiroko forjaron una bonita amistad que perduró a pesar de la distancia que separaba sus paÃses de origen.