El día que Jorge vio fotos de la Alhambra supo que no pararía hasta lograr viajar a Granada a conocer esa maravilla. Sus padres le prometieron que, cuando acabase el curso, organizarían el viaje. Mientras tanto, Jorge se dedicó a ver vídeos y a leer libros ilustrados sobre la Alhambra, el segundo monumento más visitado de España y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1984.
Lo primero que aprendió es que no se trata solo de una serie de palacios, sino de toda una ciudad que un sultán construyó para vivir junto a su familia y las personas que le ayudaban a gobernar. Ese sultán era Al-Ahmar, fundador de la dinastía nazarí. Se instaló en 1238 en la Antigua Alcazaba del Albaicín y le llamaron la atención las ruinas de la colina de la Alhambra. Por eso, decidió iniciar su reconstrucción e instalar en ella la sede de la corte. Fue entonces cuando comenzó la edificación de la Alhambra que hoy conocemos.
En la Alhambra llegaron a vivir unos 2.000 habitantes. Dentro había un barrio militar llamado Alcazaba donde vivían los soldados que vigilaban y defendían la ciudad de los ataques enemigos. También tenía varios palacios de los que hoy día se conserva gran parte. Contaba también con una colina donde se cultivaban las frutas y hortalizas. Es lo que conocemos como el Generalife. Por supuesto, existía una Medina, que en árabe significa “ciudad”. Allí vivían los artesanos, sirvientes o funcionarios. Toda la Alhambra estaba rodeada de una muralla que la protegía.
Las ciudades musulmanas como la Alhambra se diferenciaban del resto por sus casas y palacios, por toda la decoración del interior y el exterior que era seria y austera. En cambio, el interior destacaba por su belleza y por la cantidad de tesoros que albergaba.
El primer palacio de la Alhambra era el Mexuar, con una función administrativa. Allí se reunían los ministros y se administraba justicia. Los techos eran impresionantes, puzles de miles de piezas. Las paredes eran placas de yeso decoradas con formas geométricas, letras árabes y dibujos de plantas. Las preciosas columnas se hicieron de mármol blanco.
Otro palacio es el de Comares, el favorito de Jorge. Allí estaba la sala del trono, donde el sultán recibía a embajadores y se reunía con sus consejeros.
El último palacio es el famoso Patio de los Leones. Allí se vivía, se celebraban fiestas y se hacían recitales de música y poesía.
Después de su construcción, la Alhambra fue creciendo, modificándose, creando nuevos barrios y ampliando las cercas y murallas. Hasta acabar siendo lo que hoy día podemos disfrutar si viajamos al sur de España.