La gran carrera de la bondad
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La gran carrera de la bondad

Edades:
A partir de 4 años
La gran carrera de la bondad La Gran Carrera de la Bondad estaba a punto de empezar. Samuel el Pájaro, con su plumaje brillante y su voz melodiosa, anunciaba el inicio de la competencia desde la Colina del Canto.

—¡Bienvenidos, amigos de alas, patas y aletas! ¡Hoy descubriremos quién es el más bondadoso del valle! —cantaba Samuel.

Lara la Liebre, conocida por su velocidad, daba saltos emocionados alrededor de la línea de salida. A su lado, Toty el Tortugo avanzaba lentamente, mostrando una sonrisa tranquila y sabia. Fiona la Foca, que había llegado desde el cercano río, aplaudía feliz con sus aletas.

—Recordad, amigos —continuaba Samuel—, no se trata de llegar primero, sino de realizar el acto más bondadoso.

Con un silbido suave de la brisa, la carrera comenzó. Lara, rápida como el viento, pronto encontró a un viejo topo que intentaba cruzar el camino.

—Déjame ayudarte —dijo Lara, agachándose para que el topo subiera a su espalda.

Mientras tanto, Toty se encontraba con una familia de patos que no podía cruzar al otro lado del río, porque los patitos eran demasiado pequeños.

—Subid a mi caparazón, os llevaré al otro lado —ofreció Toty con calma, transformando su lento andar en un barco seguro para los patitos.

Fiona, nadando en el río, ayudó a una joven nutria a encontrar su pelota perdida entre las algas.

—¡Aquí está tu pelota! —exclamó, lanzándola suavemente hacia la orilla.

Por último, Samuel volaba de un lado a otro, cantando canciones que llenaban de alegría el corazón de los animales, especialmente a una cría de ciervo que se había perdido.

—Sigue mi canto, pequeño, y encontrarás el camino a casa —guiaba Samuel con su melodía.

Cuando el sol comenzó a ponerse, todos los competidores se reunieron en la Colina del Canto. Los animales del valle estaban emocionados y charlaban sobre los actos de bondad que habían presenciado.

—Hoy aprendí que ser bondadoso me hace sentir tan rápida como cuando corro —confesó Lara con una sonrisa.

La gran carrera de la bondad—Y yo descubrí que no importa lo lento que seas, siempre puedes hacer algo grande —agregó Toty.

Fiona aplaudía a cada historia, feliz de ver cómo todos habían ayudado.

—Todos habéis ganado —declaró Samuel, mirando a todos los animales reunidos—. Porque cuando somos bondadosos, todos somos ganadores.

Los animales del valle aplaudieron y cantaron, celebrando no solo los actos de bondad, sino la belleza de ayudarse mutuamente. Desde ese día, la Gran Carrera de la Bondad se convirtió en una tradición anual, recordándoles siempre el valor de la generosidad y el compañerismo.
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