En esta ocasión vamos a conocer la leyenda oriental del hilo rojo. Cuenta que todas las personas predestinadas a conocerse tienen un hilo rojo atado a sus dedos. Un hilo que les une e irrompible. Un hilo que nunca desaparece y que se estira hasta el infinito sin rasgarse.
La leyenda dice que, hace muchos siglos, un emperador se enteró de que en una de las provincias de su reino vivía una bruja muy poderosa con la capacidad de poder ver el hilo rojo del destino.
El emperador, intrigado, mandó que la trajesen a su castillo. Cuando la bruja llegó, el emperador le ordenó que buscase el otro extremo del hilo que llevaba atado al meñique y lo llevase ante la que sería su esposa, la emperatriz, porque tenía curiosidad por saber quién sería ya que aún no la había conocido. La bruja accedió y empezó a seguir y seguir el hilo.
Llegó hasta un mercado donde una humilde campesina con un bebé en los brazos vendía su cosecha. Al llegar hasta donde estaba la mujer, la bruja se paró frente a ella y la invitó a ponerse de pie. Pidió al joven emperador que se acercara y le dijo:
-Aquí termina tu hilo, ella será tu esposa.
Al momento, el emperador entró en cólera pensando que la bruja se estaba riendo de él al decirle que una mujer así sería su esposa. De la rabia que sintió, el emperador empujó a la campesina y, del zarandeo, el bebé se cayó al suelo. Acto seguido, el emperador ordenó a sus guardias que detuvieran a la bruja y la encarcelasen.
Años después, el emperador iba a casarse y sus asesores le recomendaron elegir a la hija de un general muy poderoso. Aceptó y
llegó el día de la boda. Cuando vio la cara de la que iba a ser su esposa, la cual entró en la iglesia con un velo que la cubría, no se dio cuenta de quién era. Al levantar el velo vio que en el rostro tenía una cicatriz, en concreto en la frente. Era la hija de la mujer a la que años antes había empujado haciendo que el bebé cayese al suelo. Esto le demostró que el destino se acaba imponiendo. La hija de esa mujer con la que había sido tan injusto había vuelto a ponerse en su camino. De ahí viene la leyenda del hilo rojo.