Paulina estaba jugando tranquilamente en la alfombra de su habitación cuando su entró su mamá a verla.
Paulina miró a su mamá y la invitó a jugar con ella. Mamá se sentó en el suelo y le dijo:
-Paulina, tengo que contarte una cosa importante.
-¿Qué pasa, mamá? -preguntó la niña, sin soltar sus juguetes.
-Estoy enferma, hija mía, y me tienen que operar -dijo mamá.
-Y eso, ¿que significa? -dijo la niña.
-Tengo un bultito en el pecho y me lo tienen que quitar -dijo mamá.
-¿A ver? -dijo la niña, curiosa. Su mamá dejó que la niña investigara.
-Mira, es aquí -dijo mamá-. Casi no se nota, pero hay que quitarlo.
-¿Te duele, mami? -preguntó Paulina.
-No -respondió mamá.
-Entonces, ¿para qué te lo quitas? Casi ni se nota -dijo Paulina.
-Verás, Paulina, ese bulto es un tumor -dijo mamá-. Es malo y, si no se quita, puede hacerse muy grande.
-¿Y te comerá por dentro, como si fuera un monstruo? -preguntó Paulina.
-Algo así -dijo mamá-. Pero si lo quitamos a tiempo le ganaremos la primera batalla.
-Entonces, ¿puede volver otra vez? -preguntó Paulina.
-Para evitarlo hay que hacer una cosa más: se llama quimioterapia -dijo mamá-. Sirve para acabar con cualquier rastro de eso que tú llamas monstruo.
-¡Genial! -dijo Paulina.
-Pero también me dejará muy cansada, y probablemente me quede calva, Paulina -dijo mamá-. Necesitará mucha ayuda y mucha comprensión.
-Yo te cuido, mami -dijo Paulina-. Yo voy a portarme muy bien y te voy a ayudar muchísimo. Y por el pelo no te preocupes. A la señorita Luisa, la maestra de primero de infantil, también se le cayó el pelo, y mientras le creció se puso una peluca.
-Sí, es cierto -dijo mamá-.
-Yo te doy mi pelo para que te hagas una peluca, mami -dijo Martina.
-No hace falta, hija -dijo mamá-. La verdad es que tampoco me importa mucho estar calva un tiempo. El pelo volverá a crecer.
-
Si a ti no te importa estar calva a mí tampoco me importa llevar el pelo corto -dijo Paulina-.. A mí también me volverá a crecer el pelo. Y así, cuando te pongas la peluca, sabrás que yo te cuido y así no tendrás miedo. Como cuando me dejas tu manta cuando estoy malita.
-Gracias, hija -dijo mamá.
-Mami, una pregunta -dijo Paulina-. Cuando te quiten el bulto, ¿te van a quitar también el pecho?
-No sé -dijo mamá-. A lo mejor me quitan un poco. ¿Importa?
Paulina se quedó pensativa y luego dijo:
-Pues la verdad es que no, mami, no importa nada. ¿Juegas conmigo?
Y allí se quedaron madre e hija, jugando con muñecas, como si no pasara nada.