La melena de Nuria
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La melena de Nuria

Edades:
A partir de 4 años
La melena de Nuria Nuria tenía doce años cuando vivió esta extraordinaria historia. Era una niña pequeña, de dientes algo torcidos y pecas, muchas pecas que daban a su rostro un aspecto muy gracioso. Sus ojos eran negros, vivos y muy grandes y su pelo rojizo y brillante. Siempre lo llevaba recogido en trenza o coleta. Odiaba llevarlo suelto porque lo tenía muy largo y le molestaba. Pero tampoco quería cortárselo como le aconsejaba su madre. De hecho, le creció tanto que llegó un momento en el que lo usaba como edredón cuando se iba a dormir.

Al final tuvo que reconocer, sobre todo cuando llegaba el calor del verano, que una melena tan sumamente larga era un incordio. De este modo, decidió cortárselo, pero quería hacerlo ella misma. Un día que estaba sola en casa porque sus padres trabajaban toda la mañana, cogió unas tijeras y, tras hacerse una coleta muy tirante, cortó su larga cabellera. Como no quería que sus padres la descubriesen, escondió la melena en el armario y se fue a la cama.

Al día siguiente, cuando se dispuso a sacarla para llevarla al contenedor, la melena ya no estaba. Buscó desesperada e intrigada a partes iguales hasta que escuchó un ruido extraño en el patio de casa. Se asomó por la ventana y vio una especie de monstruo. Enseguida reconoció el color de aquel pelaje brillante: el tono caoba de su antigua melena.

Aunque al principio se asustó un poco, aquella bola de pelo gigante enseguida le explicó lo que estaba pasando. Le dijo que, en vez de tirar a la papelera aquella larga y frondosa melena, podía regalarla.

La melena de NuriaNuria no entendió cómo se podía regalar pelo, de hecho, le dio algo de asco. El monstruo le explicó que algunas personas, cuando están enfermas, pierden el pelo a lo largo del tiempo que tardan en curarse. A muchas de estas personas les cuesta mucho volver a sentirse guapas y se deprimen muchísimo. Por eso le dijo que con aquella melena que se había cortado se podían fabricar hasta tres pelucas para esas personas.
Al ser de pelo natural, les iban a gustar mucho más y se iban a sentir mucho mejor llevándolas.

Nuria no lo dudó ni un minuto y accedió encantada. De hecho, le prometió a aquel ser misterioso que se volvería a dejar crecer la melena para hacer lo mismo otra vez.
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