Había pasado la fiesta de Halloween, pero a Pedrito el vecino de Marta le daba igual, quería celebrar su cumpleaños con algo que diera miedo y todos los amigos y todos los padres se habían puesto de acuerdo para hacerle una fiesta….terrorífica.
A Marta le había tocado preparar algo de merendar y con su madre había estado viendo recetas en la Tablet. Al final decidieron que harían varias bandejas con aperitivos que formaran entre todas un monstruo.
La fiesta era el sábado, pero el viernes de tarde, después del cole, Marta ya se había puesto a hacer cosas, ayudada por su madre, para que el monstruo estuviera completo para el día siguiente. Decidieron hacer los dedos con salchichas cubiertas de hojaldre y con uñas de almendra, el cuerpo redondo con una quiche de calabacín y queso pintada encima con mermelada de arándanos para que fuera una barriga oscura. La cabeza con una calabaza y las piernas con unos bocadillos de jamón y queso.
Marta estaba divirtiéndose mucho hasta que al final su madre le hizo la cara al monstruo y por un momento a la niña le pareció que el monstruo sonreía. Giró la cabeza riñéndose a sí misma. ¡Menuda tontería!
La madre de Marta miró hacía ella y le dijo:
-Venga, busquemos un nombre ¿Cómo se llama nuestro monstruo?
Pensaron y pensaron y Marta dijo:
-El nombre que más me gusta es Terrorifix.
Y su madre, con un rotulador en una mano y una banderilla para poner el nombre en otro, rellenó con todas las letras y lo puso en la bandeja.
La noche llegó y Marta empezó a estar inquieta. No le gustaban nada las cosas de miedo. Se durmió pronto, pero a mitad de la noche empezó a oír ruidos. Ruidos suaves, pero repetitivos, que se oían desde alguna parte de la casa que no era su habitación. ¿Sería en la cocina? ¡Qué miedo! Marta no sabía qué hacer y el ruido seguía pero esta vez parecía que se oía más cerca. Trissss, Trasss, Trisss, Trasss.
¿Terrorifix podría haber cobrado vida y estar enfadado con ella por no haberle devuelto la sonrisa antes? Pensó un montón de cosas muy rápido y se acabó levantando de la cama. Se acercó sigilosamente y abrió la puerta ¡Ahhhhh! Qué miedo. Terrorifix había conseguido unir todas sus partes del cuerpo y se movía muy despacio por el pasillo mientras seguía sonriendo. ¿Sería un monstruo bueno o un monstruo travieso? A lo mejor venía a hacerse su amigo. Marta no sabía qué hacer si salir y enfrentarse al monstruo o llamar a gritos a su madre.
Todavía estaba pensando cuando se abrió la puerta y allí estaba el monstruo pequeño, pero extraño, con sus uñas de almendra, su cabeza de calabaza…
Le saludo: "Hola Marta". Y ella del susto al tener a Terrorifix delante gritó y gritó hasta que escuchó a alguien más decir: Marta, Marta hija despierta.
Marta abrió los ojos y se dio cuenta de que todo había sido una pesadilla. Su madre la tranquilizó y la acompañó a la cocina, allí vieron al pobre monstruo echó de comida colocado en la mesa como estaba.
-¡Ay que ver Marta, hija! Qué imaginación tienes.
Marta que ya no tenía nada de miedo. Solo pensaba en que contaría su pesadilla en el cumpleaños. Estaba segura de que Pedrito disfrutaría con el miedo a Terrorifix.