La planta Olvido de la familia Tralará
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La planta Olvido de la familia Tralará

Edades:
A partir de 4 años
Valores:
La planta Olvido de la familia Tralará Olvido, así era el nombre que le habían puesto a una planta enorme de grandes hojas verdes y marrones que se encontraba en la terraza de la familia Tralará.
Y parece que se comportaban con ella en honor a su nombre, porque era una planta que muchas veces les molestaba. La apartaban cuando alguien salía a tender la ropa, cuando alguien quería leer en el banco de afuera, cuando echaban a suertes quien la regaría y al final nadie se acordaba.
Y en el fondo la planta lo notaba y por eso no llegaba a dar flores. No llegaba a tener todas sus hojas de color verde y no las situaba mirando al sol.
Un día regalaron a la abuela una planta pequeña llena de flores naranjas y la situaron justo en una balda encima de Olvido y la llamaron Solito.
Todo el mundo que veía a Solito se fijaba en ella: ¡Oh, que bonitas flores! ¡Qué bien huele! Es preciosa, tan pequeña y fácil de cuidar.
Olvido empezaba a estar cansada y cada vez se veía más fea, enorme y aburrida.
Un buen día una amiga de la abuela Tralará llegó a casa y salió a la terraza y dijo:
- ¡Que terraza más guapa! Tenéis un montón de espacio para poder comer aquí y poner un montón de plantas.

-Solo tenemos dos, esta de las flores maravillosas, y la otra que ves ahí, esta tan fea… la pobre.

-Ya, es que esa planta no puede estar fuera -contestó la amiga de la abuela Tralará-. Es un tipo de planta que necesita que no le dé mucho el aire, poca luz, regarla solo una vez a la semana.

Olvido estaba atenta a la conversación, así que no era ella la que tenía siempre el problema. De todas formas estaba segura de que no la cambiarán de sitio.

-Bueno, nosotros no la podemos tener dentro de la casa porque es muy grande. ¿Quieres llevártela a casa Roberta?

-Me encanta, si no os importa. Yo no tengo ninguna así de grande y siempre me han gustado para el salón. ¡Qué bien! Vaya regalo.

La planta Olvido de la familia TralaráOlvido batió sus hojas ilusionada, ¿Era verdad eso que estaba escuchando? Se iría a un sitio donde estaría a gusto, con una persona a la que le gustaban las plantas y con la luz y el calor exacto.

Y así fue, Olvido se fue a vivir al salón de Roberta que la trataba con mucho mimo, le hablaba todos los días, el aire no movía de continuo sus hojas en su salón y a las pocas semanas tuvo las hojas verdes más brillantes del mundo junto a unas pequeñas flores blancas, en agradecimiento a todo lo que Roberta había hecho por ella. Qué bonito es encontrarse bien donde uno vive pensó Olvido.
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