La tortuga y el monstruo
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La tortuga y el monstruo

Edades:
A partir de 4 años
Valores:
La tortuga y el monstruo Papá tortuga y Tortuguito caminaban todas las mañanas dos horas a un ritmo lento en busca de hojas para comer ellos mismos y para llevar al resto de su familia.

Un buen día que Papá tortuga estaba muy cansado porque el día anterior se había dado un golpe en el caparazón, Tortuguita, que tenía muchas ganas de salir solo un día a por comida porque ya se creía mayor, se escapó y salió a por hojas por el bosque.

Caminó y caminó hasta que terminó completamente perdido. Cuando se dio cuenta empezó a llover sin parar y se desató una tormenta de esas con rayos y truenos así que decidió meterse en una cueva para evitar que pudiera caerse en un charco patas arriba y todo fuera a peor.

Cuando entró en la cueva empezó a darse cuenta de que no era tan mayor de lo que creía porque estaba… ¡Muerto de miedo! Oía ruidos extraños de pisadas, gritos de animales, estaba todo tan oscuro… Decidió taparse los ojos con las patas cuando sintió que algo le picaba. Se dio lentamente la vuelta y gritó:
- ¡¡Un monstruo!!

Pero el monstruo en vez de abrir sus enormes fauces y comerse a Tortuguito empezó a llorar. Tortuguita se tranquilizó y lo miró extrañado:

La tortuga y el monstruo- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- No. Porque cada vez que entra alguien en la cueva se asusta y se va o como mucho se quedan conmigo dos días y también se marchan.
- ¿Pero y por qué se marchan de la cueva? – preguntó extrañado Tortuguito – Yo sé que me he ido de mi casa, pero si no he vuelto es porque no sé volver.
- No lo sé. Creo que se marchan porque les falta el elemento mágico. – suspiró el monstruo-.
- ¿El elemento mágico? ¿Y cuál es ese? Igual puedo encontrarlo para que se lo des a los próximos que se pasen por esta cueva.
- La tolerancia tortuga. El ser capaz de no dar tanta importancia a todas las cosas que no te gustan de los demás. Y pensar que tú también tienes cosas que no gustan y que es una forma de convivir.
- Oh vaya... está bien. Lo tendré en cuenta. Me quedaría contigo pero creo que mi papá me estará esperando. Pero tranquilo, prometo venir a visitarte de vez en cuando. – Sonrió Tortuguita mientras le daba un abrazo-.

El abrazo de la pequeña tortuga emocionó mucho al monstruo pues era la primera vez que recibía uno, y se despidió de éste con lágrimas en los ojos pero esta vez de felicidad.
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