Paula y Rubén eran dos hermanos que iban a hacer la primera comunión muy pronto y, por eso, tenían que ir catequesis.
A Paula le hacía mucha ilusión, pero a Rubén no.
-¡Jolín! ¡Yo no quiero ir a catequesis! ¡Eso es un rollo! -decía Rubén.
-¡Venga Rubén! ¡Seguro que aprendemos un montón de cosas! -le decía Paula.
Por fin llegó el primer día de catequesis. Allí había un montón de niños y la catequista les contó muchas historias. Pero Rubén seguía pensando que aquello era un rollo.
-¡Jolín Rubén! ¡Eres un cabezota! ¿No ves que hay muchos niños? Seguro nos vamos a divertir un montón -le decía su hermana.
Los días pasaban y Rubén seguía enfurruñado, pero al final, con el ánimo que le daba Paula, también consiguió ilusionarse.
-¿Ves? ¡A veces hay que darle una oportunidad a las cosas en vez de negarse desde un principio! -le decía Paula, dándole una buena lección.
Un día, la catequista les habló de la caridad, pero ni Paula ni Rubén entendieron muy bien qué significaba, así que, cuando salieron, preguntaron a su abuelita Mercedes:
-Abuela, ¿qué es la caridad?
La abuelita intentó explicárselo, pero ellos no lo entendían. Mientras hablaban, vieron a un papá y a una mamá sentados en un portal con un cartel que decía:
“No tenemos ni dinero, ni comida, ni casa, ni trabajo y necesitamos ayuda”
Paula y Rubén se quedaron mirando y sintieron mucha tristeza. Entonces, su abuelita les dijo:
-Coged estas monedas y esta bolsa de comida que acabo de comprar y ofrecedlo a ese matrimonio.
Paula y Rubén cogieron el dinero y la comida y se la llevaron. Ellos los abrazaron muy fuerte. En ese momento, los dos niños se sintieron muy felices y sonrieron.
- Abuelita, ¡se han puesto muy contentos! -dijeron Paula y Rubén
-
¡Claro! ¡Les habéis ayudado mucho! Precisamente eso es lo que significa la caridad -les explicó su abuela.
-Entonces, ¿caridad es cuando ayudamos a alguien, o cuando compartimos nuestra merienda con los que no tienen, o cuando llevamos ropa y juguetes para los niños necesitados? -preguntaron los niños.
Su abuelita, los abrazó y les dijo:
-¡Eso es! ¡Por fin habéis aprendido lo que es la caridad! Y, ahora, tenéis que ponerlo en práctica todos los días.
Y así fue. Los dos niños entendieron lo que significaba y, desde entonces, siempre comparten sus cosas, ayudan a quien lo necesita y se preocupan por los demás.