Pepita se acaba de levantar. Es sábado y no hay clase, asà que tiene todo el dÃa para hacer o que más le gusta: diseñar disfraces con bolsas, cajas y envases reciclados. Asà que se levanta de un salto de la cama, lista para comerse la mañana.
—Uy, qué frÃo hace hoy, y qué oscuro está todo —dice Pepita.
Como si su madre la hubiera escuchado, entra en su dormitorio rápidamente.
—AbrÃgate bien, Pepita, que hace mucho frÃo —dice su madre.
—¿Por qué no enciendes la calefacción? —pregunta Pepita.
—Hace muy mal tiempo y se ha cortado la luz —dice mamá—. No hay luz en todo el barrio.
Y justo en ese momento, suena un gran ruido, un ruido terrible.
—¡Ah! —grita Pepita—. ¿Qué ha sido eso?
—Un trueno—dice mamá.
—¿Un trueno? ¿Qué es un trueno? —pregunta Pepita. Justo en ese momento, vuelve a oÃrse ese horrible ruido.
—Tengo miedo, parece que el cielo se está rompiendo y se va a caer encima de nosotras —lloriquea Pepita.
—El cielo no se está rompiendo ni se va a caer nada sobre nosotras, hija —dice mamá.
De nuevo, aquel horrible ruido vuelve a aparecer.
—¡Quiero que se calle, quiero que se calle! —grita Pepita.
—A mà me suena más a que en el cielo están cambiando los muebles —dice mamá.
—¿Cambiando los muebles? —pregunta Pepita.
—SÃ, sÃ, escucha un momento, a ver si vuelve a sonar —dice mamá.
Las dos esperan un ratito hasta que vuelve a sonar un trueno.
—¿Qué te parece? —pregunta mamá—. Es como si hubieran movido un armario, ¿no?
—SÃ, un armario muy grande que se ha caÃdo al suelo y ha hecho temblar todo —dice Pepita.
—Pues a lo mejor tienes razón, Pepita —dice mamá.
—Y si no es un armario, ¿qué otra cosa puede ser, mamá? —pregunta Pepita.
—Vamos a escuchar, a ver qué oÃmos —dice mamá.
Madre e hija vuelven a quedarse en silencio, escuchando, hasta que vuelve a sonar un trueno.
—¿Y si es el sol gritando a las nubes para que le dejen pasar? —dice Pepita.
—¿El sol gritando? ¿Por qué iba a gritar el sol? —pregunta mamá.
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€”Ay, mamá, pues porque es una faena levantarse temprano para hacer lo que más te gusta y encontrar que no puedes porque alguien no te dejan. Y si no, que me lo digan a mÃ, que querÃa diseñar disfraces esta mañana y por culpa de la tormenta y de las nubes no voy a poder.
—Pues lo mismo es eso, y el sol está gritando a las nubes para que se vayan —dice mamá.
Vuelve a sonar un trueno.
—Ves, lo que yo te decÃa—dice Pepita.
—Pues vas a tener tu razón —dice mamá—. ¿Entiendes lo que dicen?
—No, pero si escuchamos lo mismo nos enteramos de algo más —dice Pepita.
Y asà se pasan la mañana Pepita y su mamá, intentando descubrir que se traen entre manos el sol y las nubes para reñir armando todo ese escándalo.