Blanca, la nieve y la Navidad
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Blanca, la nieve y la Navidad

Edades:
A partir de 4 años
Blanca, la nieve y la Navidad —¿Por qué en los cuentos navideños la Navidad aparece siempre con las calles llenas de nieve?

Esa fue la pregunta con la que Blanca se presentó en la habitación de sus padres. Era la víspera de Navidad y esa noche celebrarían la Nochebuena.

Blanca no entendía nada. En donde ella vivía, con suerte nevaría en enero o en febrero. Pero nunca había nevado en Navidad. La única nieve que podía verse por allí era la que se echaba con spray en los cristales.

Blanca estaba muy nerviosa.

—¿Estás así por los regalos? —le preguntó su papá, mientras preparabas unas tortitas en la sartén para desayunar.

—No; bueno, sí —dijo Blanca.

—¿Por qué? —preguntó mamá.

—Si no nieva no habrá Navidad —dijo la niña.

—¿Ah, no? —preguntó papá.

—No —dijo la niña—. Mirad los cuentos. En todos hay nieve en Navidad.

—La Navidad no tiene nada que ver con la nieve —dijo papá.

—¿Lo que dicen los cuentos es mentira? —preguntó Blanca, con cara de espanto.

—No he querido decir eso —dijo papá.

Pero Blanca no le escuchó. Había ido a por sus cuentos. Cuando los tenía todos los puso encima de la mesa y dijo:

—¡Aquí están! ¿Veis como siempre nieva en Navidad?

La mamá de Blanca se acercó y le dijo:

—Hija, la Navidad no tiene nada que ver con la nieve. Si tuviera que haber nieve para que fuera Navidad, entonces no sería Navidad en muchos sitios.

—¿Como cuáles? —dijo Blanca.

—Para empezar, en todos los países en los que ahora es verano —dijo papá.

Blanca hizo una mueca y dijo:

—¿Verano? ¿Con el frío que hace?

—Vamos a desayunar y después te lo enseño —dijo mamá.

Cuando acabaron, fueron al ordenador y buscaron imágenes de Navidad en diferentes partes del mundo. Blanca se sorprendió mucho al ver que en países como en México o en Brasil era verano. Encontraron muchas fotos con las calles iluminadas e imágenes de ricos platos tradicionales. Incluso encontraron fotos de fiestas navideñas en la playa.

También vieron preciosas fotos de Navidad en las playas de Australia, donde hacían divertidos muñecos de arena, en vez de muñecos de nieve. Y fotos de otros muchos países en los que hacía calor en diciembre.

—¿Sabes que hay un lugar en España donde también hace calor en Navidad? —preguntó papá.

—¿Dónde? —preguntó Blanca.

—En las islas Canarias —dijo papá.

Buscaron fotos de las islas Canarias. Blanca pudo comprobar que también había Navidad, a pesar de que la gente iba vestida casi como si fuera verano en algunas fotos.

—Ves, en todas partes hay luces, árboles decorados y gorros rojos puntiagudos rematados con bolas blancas —dijo mamá.

—Y regalos, dulces, más regalos… —siguió papá.

—¿Y dónde nieva en Navidad? —preguntó Blanca.

—Vamos a verlo —dijo papá.

Encontraron muchas fotos de lugares en los que había nieve por todas partes, junto con hermosas luces y árboles de Navidad. Vieron fotos de Alemania, Suiza, Finlandia o Inglaterra. Y también muchas fotos hermosas en Estados Unidos y en Canadá.

—¿En España no nieva nunca en Navidad? —preguntó Blanca.

—Algunas veces, en algunos lugares —dijo papá.

—Pero aquí no —dijo Blanca, con pena.

—Nunca se sabe, porque con el frío que hace… —dijo mamá.

Ese mismo día, nada más terminar de comer, empezaron a caer enormes copos de nieve. Blanca se fue a la ventana a contemplar cómo caían. Blanca miraba cómo ocurría, admirada, mientras su aliento se condensaba en el cristal de la ventana.

CBlanca, la nieve y la Navidaduando llegó la hora de cenar la nieve había dejado de caer.

—Tenemos que irnos o llegaremos tarde —dijo mamá.

—Pero no podemos pisar la nieve —dijo Blanca—. ¡Se estropeará todo!

—¿No quieres jugar un poco con la nieve? —preguntó papá.

Blanca no estaba segura. Pero entonces miró por la ventana y vio a unos niños jugando a tirarse bolas de nieve y a otros intentando hacer un muñeco, aunque con poco éxito.

—¡Vale, vamos! —dijo Blanca.

Jugaron, rieron y se mojaron tanto que tuvieron que entrar a cambiarse antes de irse, porque estaban empapados.

Luego pasearon por la ciudad, de camino a casa de los abuelos, donde iban a celebrar la Nochebuena. ¡Qué bonito estaba todo!

Mientras disfrutaban de la cena empezó a nevar de nuevo. Pero ninguno se dio cuenta, mientras disfrutaban de la cena. Al cabo de un rato, Blanca dijo:

—Menos mal que nos quedamos a dormir.

Todos se levantaron a ver la gran cortina de nieve que caía desde el cielo, como queriendo llenar los huecos que el paso de la gente había dejado aquella tarde.

—¡Qué bonito! Es como en los cuentos —dijo Blanca. Y allí se quedaron todos un rato, disfrutando de la nieve, y de la compañía.
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