En el planeta Pulath todo era un caos. Destrucción en sus ciudades, incendios, habitantes peleando en las calles entre sí y cosas mucho peores. Los guardianes del planeta estaban muy preocupados porque si la situación seguía de ese modo, sería el fin de su planeta para siempre. Y aunque en numerosas ocasiones, y de distintas maneras, habían realizado intentos de solucionar los problemas del planeta, no lo había logrado jamás.
Después de un tiempo sin lograr encontrar por sus propios medios una solución, decidieron recurrir al último recurso, recurrir a la junta interplanetaria. Los guardianes pulathianos se reunieron con las autoridades de dicha junta, y tras presentar su problema formalmente, los directores de la junta interplanetaria decidieron enviar unos agentes especiales al planeta Pulath.
Debido a la gravedad del asunto, los agentes concretaron la visita rápidamente, y luego de una exhaustiva investigación dieron su informe a las autoridades pulathianas.
—Bien, hemos visto situaciones similares en varios planetas— dijo uno de los agentes especiales.
—Cuéntame más, por favor — respondió ansioso uno de los guardianes de Pulath.
—Pudimos detectar en nuestras observaciones que los pulathianos actúan sin pensar. Y eso ocasiona enormes problemas. Peleas, incendios, daños en aparatos y vehículos por su mal uso, y otras tantas cosas que ustedes también han visto ya.
—En otro planeta tuvimos un caso similar, pero opuesto, los habitantes se demoraban una eternidad en pensar y casi no accionaban. Eso también ocasionó un gran caos y una infinidad de daños en el lugar— agregó el otro agente interplanetario presente.
—Bien, y ¿cómo puede solucionarse esto?— preguntó el guardián pulathiano.
—Al igual que hicimos en el caso del otro planeta que ha comentado mi colega, tocará ajustar el tiempo de los pensamientos antes de las acciones.
—Lo haremos a nivel atmosférico y desde nuestro panel de control galáctico, ustedes no tienen de qué preocuparse— comentó el segundo agente.
Los agentes se retiraron de Pulath, y en muy poco tiempo enviaron una notificación al planeta de que el ajuste estaba realizado. Poco a poco se notaron los cambios en el planeta. Los habitantes, al principio, se detenían unos segundos a pensar antes de actuar, cómo si estuvieran congelados.
Al recapacitar tomaban decisiones muy acertadas. Ya no había más choques, ni peleas, ni accidentes o incendios. Con el paso del tiempo, el pensar antes de actuar se asentó en todos los pulathianos de manera natural, y no se les notaba ya esa especie de congelamiento previo a sus acciones.
A partir de ese ajuste realizado por el equipo de la junta interplanetaria, el problema fue solucionado para siempre. El equilibrio entre pensar y actuar era perfecto y la armonía había regresado a Pulath para quedarse.