El ayudante
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El ayudante

Edades:
A partir de 4 años
El ayudante La mamá de Joni se había lastimado uno de sus brazos montando bicicleta de montaña, ese era su deporte favorito. Por el accidente la mujer debía usar un yeso en su brazo y por unos cuantos días no podría ir a su trabajo, pero también estaba limitada para hacer las tareas de su hogar.

Por ello, el papa de Joni, antes de irse a su trabajo el primer día después de aquel accidente, le dijo a su hijo:

—Joni, eres solo un niño, pero en este momento tu mamá necesita ayuda.

—De acuerdo, papá; ¿qué quieres que haga?

—Mantente atento a lo que mama intenta hacer, y ayúdala para que no se lastime aún más. A preparar la comida, mantener la casa limpia, presta atención y te darás cuenta —respondió el padre.

—Está bien papá, no te preocupes, yo estoy aquí.

El niño, a pesar de estar bien predispuesto para ayudar a su mamá en dicha situación, no se sentía del todo a gusto. Por un lado, sentía que no sabía hacer nada, nunca había ayudado en su casa, y por ello temía entorpecer más a su madre que ayudarla.

Por otro lado, Joni tenía la idea que cocinar, limpiar y hacer cosas en el hogar era muy aburrido, y aunque sabía que tenía que ayudar a su mamá y quería colaborar, se sentía desdichado por tener que verse en la obligación de hacer todas esas cosas tediosas.

A la mitad de la mañana Joni vio a su mamá en la cocina, estaba guardando lentamente el pedido que había llegado del supermercado.

—Deja, mamá, yo te ayudo —dijo el niño.

—De acuerdo Joni. Mira, las verduras van en aquel cajón, las latas en la alacena, y el resto todo en el refrigerador.

Joni comenzó a guardar todo siguiendo las instrucciones de su madre. Lo hizo muy rápido y con mucho cuidado. Él mismo se sorprendió de ver que fácil había sido la tarea.

—¿Quieres que te ayude con algo más?

—Bueno, si quieres podrías pasar la aspiradora. No pesa mucho, pero a mí con un brazo solo me cuesta mucho.

La mamá le explicó a Joni cómo usar el aparato. El niño, contrario a sentirse mal y obligado, se sintió muy bien ayudando. Además, la aspiradora le recordaba a los aparatos espaciales de sus videojuegos, así que se divirtió muchísimo utilizándola.

Así transcurrieron los días, Joni repartía su tiempo entre hacer sus tareas escolares, jugar y ayudar en la casa. Con el paso de los días no solo ordenaba y pasaba la aspiradora, sino que colaboraba con el lavado de los platos, el aseo del hogar y hasta cocinar.

El ayudanteJoni había descubierto que le gustaba mucho cocinar. Había empezado por únicamente lavar y cortar los ingredientes, pero su entusiasmo y curiosidad lo habían llevado a llegar a preparar una comida sencilla, él solo por supuesto, con la supervisión de su madre.


El tiempo pasó y a la mamá de Joni le quitaron el yeso. Ella ya podía hacer todo sola, pero Joni no dejo de ayudarla. El niño disfrutaba de las tareas del hogar y además había entendido que él era un miembro más de la casa, al igual que su padre y su madre, y que las tareas del hogar eran también su responsabilidad. El pequeño Joni se convirtió en el gran ayudante de su madre y en un talentoso cocinero aficionado.
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