El ladrón de tartas
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El ladrón de tartas

Edades:
A partir de 4 años
Valores:
El ladrón de tartas Goloso Tramposo era el ladrón más temido de Villarricatarta, la ciudad donde se hacían las tartas más deliciosas del mundo. La policía llevaba tiempo intentando atrapar a Goloso Tramposo, pero no habían conseguido dar con él. El famoso ladrón tenía una habilidad especial para robar tartas, especialmente las tartas de cumpleaños.

-Es necesario atrapar a ese ladrón de tartas, señores -dijo un día el alcalde de Villarricatarta a todo el cuerpo de policía-. Esto no puede seguir así.

-Señor, yo tengo una idea -dijo una joven policía-. Creo que tengo la solución.

-Cuente, cuente. Estamos impacientes por oír su plan -dijo el jefe de policía-. Aunque no creo que una recién llegada sea capaz de resolver un caso en el que llevamos más de diez años trabajando.

-Déjela hablar, jefe de policía -dijo el alcalde-. No juzgue antes de oírla, y más cuando sus método han demostrado ser del todo inútiles.

Al jefe de policía se le puso la cara roja de vergüenza. La joven policía empezó a hablar para ayudar a su jefe a pasar el sofoco.

-Mi idea es dejar que el ladrón robe muchas tartas, todas las que pueda.

-¿Esa es tu idea, jovencita? ¿Ponérselo fácil? -dijo el jefe de policía, socarrón.

-Sí, efectivamente -respondió ella-. Si se lo ponemos fácil él comerá muchas más tartas que nunca. Pero no se tiene que notar, para que no nos descubra.

-¿Qué va a descubrir? ¿Qué nos hemos vuelto tontos de remate? -dijo el jefe de policía.

-Déjela hablar -intervino el alcalde-, creo que todavía hay más.

-El ladrón de tartasEn efecto, señor alcalde -siguió la policía-. Si el ladrón empieza a pensar que cada vez es mejor ladrón bajará la guardia y, como se hinchará a comer tartas, se pondrá muy gordo. Y si engorda tendrá menos agilidad para escapar. Si conseguimos que se vuelva lento y que baje la guardia lo atraparemos.

-¡Bien pensado! -dijo el alcalde-. Manos a la obra.

En efecto, en apenas tres semanas Goloso Tramposo robó treinta tartas de chocolate y engordó quince kilos casi sin darse cuenta. Y cuando fue a robar la trigésimo primera…. ¡Zas! ¡Los pillaron in fraganti.

Así fue como lograron atrapar al ladrón más temido de Villarricatarta, usando su propia gula y glotonería.
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