La bruja Gomilola era la bruja más popular de Reinochachi. Y eso que en Reinochachi todos los seres mágicos eran geniales. Pero de todos ellos, era la bruja Gomilola la más querida.
La bruja Gomilola tenía incluso una canción. Decía así:
«Cómo mola, cómo mola,
la bruja Gomilola.
Cómo mola, cómo mola,
danos otra gominola».
La bruja Gomilola regalaba gominolas a diestro y siniestro. Siempre tenía preparadas un montón para repartir entre quienes fueran a pedirle una.
Iban a ver a la bruja Gomilola personas de todas las edades y de todos los rincones de Reinochachi.
Un día, llego hasta Reinosano la noticia de lo que hacía la bruja Gomilola en Reinochachi.
—¿Qué podemos hacer para ayudarles?—preguntó el rey a los consejeros.
—La bruja Gomilola parece inofensiva —dijo el consejero de seguridad.
—Me da la sensación de que hay algo raro —dijo el rey.
—¿Algún tipo de conspiración, tal vez? —preguntó el consejero de inteligencia.
—Hace mucho que no sabemos nada del malvado Dientesnegros y de su compinche, Supercaries —dijo el rey.
—¿Podrían estar compinchados? —preguntó el consejero de sanidad.
—No es más que una intuición —dijo el rey.
—No perdemos nada por enviar en misión de reconocimiento a Dentix, la maga —dijo el consejero de seguridad—. Si el malvado Dientesnegros y su compinche, Supercaries están implicados, es necesario ayudar a nuestros vecinos, por su bien.
Dentix, la maga, fue a visitar a la bruja Gomilola.
—Cuanto tiempo, amiga Dentix —dijo la bruja Gomilola al ver a la maga.
Esta le dijo:
—No me voy a andar por las ramas, bruja Gomilola. Si tiene algún trato con el malvado Dientesnegros y su compinche, Supercaries, más te vale parar, por tu bien y por el de los habitantes de tu reino.
—Son mis amigos, y solo les hago un favor —dijo la bruja Gomilola.
—Estás avisada —dijo Dentix, la maga—. Vamos a encontrarlos y a expulsarlos otra vez. Si les sigues ayudando, tú también serás expulsada.
—Pero si dejo de regalar gominolas todo el reino me odiará —dijo la bruja Gomilola.
—¡Pues cambia la receta! —dijo Dentix, la maga—. O, mejor todavía, regala fruta fresca, que en este reino está muy rica y muy dulce.
—Protestarán —dijo la bruja Gomilola.
—Tal vez al principio, pero seguro que se te ocurre algo para convencerlos —dijo Dentix, la maga.
En ese momento, algo hizo clic en la cabecita de la bruja Gomilola.
—¿Lo has oído, Dentix? He tenido una idea.
Ese mismo día, la bruja Gomilola puso en marcha su plan.
—¿Dónde están las gominolas, bruja Gomilola? —preguntaba la gente.
Y a todo el mundo la bruja le respondía lo mismo:
—He inventado las lolachuches, que son mucho más ricas y, además, tienen poderes mágicos.
Y funcionó. A los habitantes de Reinochachi les encantaron las lolachuches. Y como el malvado Dientesnegros y su compinche, Supercaries, a los de Reinosano no les costó mucho trabajo pillarlos de nuevo para expulsarlos otra vez.
Mentiras, la bruja Gomilola sigue siendo la más popular en Reinochachi. Aunque ahora le cantan otra canción. Dice así:
«Cómo molan las lolachuches
de la gran bruja Gomilola.
Cómo molan las lolachuches,
más que las gominolas».