Llegaron las jornadas deportivas al Colegio Pumarado. Muchos niños se ponían contentos porque tenían dos mañanas enteras para saltar, jugar al baloncesto, al fútbol, compartir el tiempo con sus compañeros e incluso ver demostraciones de deportistas que se acercaban al colegio para compartir sus experiencias.
A Laura no le gustaban nada esas jornadas porque ella no entendía que tenía de divertido practicar un deporte. La mayoría de ellos eran difíciles, se cansaba, competía con sus compañeros y al final no llegaba a hacer las cosas bien.
Este año se le ocurrió decirle a su madre que si podía no ir al colegio.Su madre se quedó muy extrañada y le dijo:
-Pero hija, si mañana son las jornadas deportivas. Te lo pasarás bien. ¿Conoces todos los deportes? Seguro que descubres alguno que te guste.
-No, no me gusta hacer deporte.
-Mira, hacemos una cosa, si pruebas todos los deportes y me cuentas lo que has hecho en cada uno qué es lo que más te gustó y qué es lo que no me convencerás de que no te gusta hacer deporte.
La mamá conocía a Laura y sabía que había hecho alguna vez algún deporte , pero que muchas veces no quería jugar y se perdía la parte divertida.
Al día siguiente Laura fue al colegio e intentó cumplir lo hablado con mamá. Empezaron las jornadas y sus amigas cogieron sus balones y se fueron a practicar baloncesto. Laura no sabía si acompañarlas y se quedó parada. De repente una mujer se le acercó y le dijo:
-Hola. ¿Cómo te llamas?
- Laura ¿Y tú?
-Me llamo Sara. Soy entrenadora de pádel. ¿Te gusta?
-Uhmmm, no sé lo que es.
- ¿Quieres venir conmigo? Hemos creado una pista en la cancha de tenis del colegio. Prueba te resultará divertido.
Laura recordó lo que había hablado con su madre y accedió. Cogió de la mano a Sara, que parecía simpática. Cuando llegaron a la pista la simpática mujer le enseñó cómo coger la pala, una especie de raqueta, cómo eran las reglas y algunas cosa más.
Poco a poco se dio cuenta de que se estaba riendo y estaba haciendo cosas. La entrenadora la animaba y ella se sentía bien. Al cabo de una hora Sara le dijo que iban a llegar otros niños y jugar entre todos. Laura se puso nerviosa. Tenía miedo a estropearlo todo. Empezó a pensar si sería mejor irse. entonces Sara llegó y le dijo:
-¿Qué te pasa, Laura? Es normal que te pongas nerviosa, es un juego nuevo, pero no te preocupes, se trata de moverse, compartir y sentirse bien. No tiene nada que ver con jugar perfecto, ganar y competir con los demás.
A Laura le vinieron bien las palabras de la divertida entrenadora y acabó jugando varios partidos con otros niños del cole que apenas conocía y que parecían buenos.
Cuando llego a casa le dijo a su madre:
-Mamá, tenías razón, me lo he pasado muy bien. He jugado a un deporte que se llama pádel, he conocido amigos nuevos, a una profesora muy buena, me gustaría que tú también la conocieras.
Parece que al final mamá se salió con la suya.