El Bosque de la Alegría es un bosque lleno de flores de Pascua que son las flores de la Navidad, con sus hojas rojas y sus tallos verdes y brillantes inundan todos los caminos y los llenan de vida. Los animales están muy emocionados
porque la Navidad está a punto de llegar: solo quedan unos días.
En este bosque las fiestas solo se celebran si todos están unidos sin que nadie se quede solo. Para la organización de la fiesta cada uno tiene sus deberes. El águila es el encargado de preparar un discurso para todos, las ardillas de hacer
unas sabrosas empanadillas de bonito y verduras, el oso llevará ricos turrones, los sapos se han preparado una canción con su croac-croac sonoro, los monitos llevarán un pastel de carne muy jugoso… y así el resto de habitantes
del bosque, serpientes, loros, zorros…
El 25 de diciembre llegó y todos acudieron a la cena muy guapos, con sus lazos en la cabeza, sus pelos bien repeinados y sus patitas limpias. El bosque de la alegría está de fiesta. El águila presentó la ceremonia y todos los
animales escuchaban atentos. Cuando el águila acabó su discurso, el elefante pidió la palabra y todos miraron hacía él. ¿Qué sucedía? ¿Se había enfadado el elefante?
- Hola chicos. Esto me da mucha vergüenza. Ya sabéis que soy muy tímido. Os he traído para todos una pizarra hecha con piedras de la laguna donde me gustaría que escribierais un mensaje para todos y poder unirlos. El pájaro Carl pasará por las mesas y así podremos dejar un mensaje de agradecimiento.
Todos los animales aplaudieron, pues les pareció muy buena idea. Cuando acabaron de cenar todos dedicaron unos minutos para escribir los mensajes y cuando todos acabaron el elefante pidió que cada uno de ellos saliera a leer lo que
había escrito. Fue un momento maravilloso. Unos agradecían cuando otro animalito le había dejado su cueva una semana de tormentas para poder dormir. Otro escribía sobre el futuro y cómo tenían que cuidar entre todos el
bosque para que siguiera siendo verde y sano. Otras, como las hormigas, agradecían al resto de animales que las tuvieran en cuenta a pesar de su tamaño. El leopardo pedía el deseo de que el bosque de la alegría siguiera
siendo tan divertido y nunca llegaran a conocer la tristeza y así hasta que al final del todo el elefante sacó su pizarra y solo se leía AYUDAR.
- ¿A qué te refieres? ¿Qué necesitas? – preguntó preocupada Juana la Jirafa.
- No necesito ahora mismo nada Juana, solo recordaros que con esta palabra nunca nos faltará de nada y seguiremos alegres y felices. Ayudarnos los unos a los otros.
Antes de que pudiera acabar todos aplaudían al elefante y se abrazaban disfrutando la llegada de la Navidad y con el compromiso del año que viene de seguir ayudándose los unos a los otros.