El planeta RX301 estaba habitado por un pequeño grupo de extraterrestres que trabajaba duro para sobrevivir. En RX301 todos se ayudaban, porque si no sería imposible salir adelante.
Los habitantes de RX301 necesitaban vivir juntos, porque sus cuerpos, muy diferentes a los de los humanos, no estaban preparados para ser independientes. Para sobrevivir, los habitantes de RX301 necesitaban juntar al menos tres cuerpos y repartirse las tareas de subsistencia. Por ejemplo, uno comía para todos mientras otro respiraba por todos. Al tercero le tocaba la peor parte, porque era el que se ocupaba de expulsar todos los desechos de los tres cuerpos.
Los habitantes de RX301, formados en tríos la mayor parte del día, también tenían que agruparse para buscar comida, construir y adecentar sus viviendas y educar a sus hijos.
Un día llegó a RX301 un extraño visitante. Se hacía llamar Súper Refinator y decía que era un superhéroe. Todos los habitantes del planeta recibieron con los brazos abiertos a Super Refinator y le dieron todo lo que quiso.
Super Refinator pidió una casa para él solo a las afueras, lejos de los demás, para poder recuperarse de su largo viaje y restaurar sus poderes. Así, mientras el superhéroe miraba, todos los habitantes de RX301 se unieron para hacer una vivienda al gusto de su nuevo vecino.
Super Refinator pidió que le llevaran todos los día la comida y que le limpiaran la casa, ya que esas tareas le restaban energía para su recuperación. Los habitantes de RX301 estaban encantandos de poder servile y se turnaban para complacer al gran Súper Refinator.
Pero un día un pequeño meteorito dejó sin vivienda a muchos de los habitantes del planeta.
-¿Qué haremos ahora? -se lamentaban los afectados.
-Pediremos ayuda a Súper Refinator -dijo uno de los extraterrestres-. Con la cantidad de tiempo que lleva aquí seguro que ya ha recuperado todos sus poderes y puede echarnos una mano.
Pero los extraterrestres se llevaron una sorpresa cuando llegaron a la casa de Súper Refinator y este les dijo:
-Lo siento, amigos, todavía no he recuperado fuerzas suficientes para hacer lo que me pedís -les dijo.
Uno de los afectados, al ver lo grande que era la casa de Super Refinator, le dijo:
-Tal vez podríamos quedarnos aquí contigo unos días mientras reconstruimos nuestras casas. Nuestros hijos no pueden quedarse a la intemperie toda la noche y en las demás casas no hay sitio.
A Súper Refinator no le gustó la idea y los despachó con cajas destempladas:
-Amigos, soy un superhéroe y necesito mucho espacio para entrenar y para expandir mi mente. Aquí no os podéis quedar. Eso retrasaría mi recuperación.
Todos los habitantes de RX301 se pusieron manos a la obra para reconstruir las casas de sus vecinos y nadie más quiso volver a casa de Súper Refinator.
En pocos días todas las casas estaban terminadas, pero ya nadie más quiso saber de Súper Refinator. Y como nadie le atendía, ni le iba a limpiar la casa ni le preparaba la comida, Súper Refinator tuvo que empezar a buscarse la vida. Aunque quiso marcharse, como se había puesto tan gordo por no hacer nada ya no cabía en su nave, así que tuvo que quedarse allí, más solo que la una.