A Marcelo le encantaban los caballos. Le gustaban tanto que no podÃa pensar en otra cosa. TenÃa libros de caballos, ropa con dibujos de caballos, caballitos de juguete de todo y, por supuesto, dibujaba caballos a todas horas. Lo único que le faltaba a Marcelo era un caballo de verdad.
Marcelo sabÃa mucho sobre los caballos. Y cuando oÃa algo que no entendÃa, lo preguntaba. Y no dejaba de hacer preguntas hasta que lo entendÃa bien.
Un dÃa, mientras Marcelo veÃa un documental sobre caballos, escuchó hablar de la capa del caballo.
—¿Desde cuándo los caballos llevan capa? —preguntó Marcelo—. Y se imaginó a un caballo con capa de superhéroe cabalgando veloz para salvar a alguien en peligro.
Pero Marcelo sabÃa que eso no podÃa ser asÃ, asà que preguntó a sus padres.
—Tengo una idea —dijo papá—. Mañana iremos al zoo y te explicaré.
Marcelo estaba muy emocionado. Asà que esperó.
Al dÃa siguiente fueron al zoo, como estaba previsto.
—¿Sabes que este zoo hay un caballo con una capa de rayas? —dijo papá.
—Eso es imposible, papá —dijo Marcelo—. ¿Qué iba a hacer un caballo con una capa y, además, de rayas?
—Que sÃ, ven a verlo —insistió papá.
Marcelo fue con su padre. TenÃa mucha curiosidad por ver a aquel caballo.
—Es todo un misterio —dijo papá—. Tal vez tú me ayudes a descifrarlo.
Por fin llegaron hasta el caballo de la capa de rayas.
—¡Papá, esto no es un caballo! ¡Es una cebra! —exclamó Marcelo.
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€”¿En serio? —dijo papá—. Vaya, qué despiste. Al menos ya sabes lo que es la capa.
—¿Qué capa? —preguntó Marcelo—. Esta cebra no lleva ninguna capa. Es su pelaje, que tiene rayas.
—Mira por dónde, acabas de descubrir qué es la capa —dijo papá.
—¿La capa es el pelaje? —preguntó Marcelo.
—Eso es —dijo papá.
—Pero eso me lo podÃas haber dicho ayer —dijo Marcelo.
Papá miró al niño y le dijo:
—Entonces no hubiera sido tan divertido, ¿no te parece?