Marcos era un niño que vivía con sus padres y sus dos hermanas en las afueras de la ciudad. A Marcos le encantaba la naturaleza, jugar, montar en bicicleta y coleccionar revistas de ciencia.
Por las noches Marcos adoraba salir al parque de su casa y observar las estrellas. Tanto le gustaba hacerlo que sus padres le habían regalado para su anterior cumpleaños un telescopio.
Marcos estaba súper feliz y a partir de ese día se dedicaba a contemplar por horas cada detalle del cielo.
Pero un día sucedió algo que Marcos no se esperaba. En su observación vio un objeto con luces de colores flotando en el cielo. Marcos que había leído mucho acerca del espacio en sus revistas de ciencia no tenía dudas, ¡era un ovni!
Para mayor sorpresa vio que el ovni estaba descendiendo no muy lejos de su casa en una zona de árboles. Marcos no contuvo su curiosidad y de prisa, pero con precaución, se acercó al lugar.
Al llegar a donde el ovni estaba a punto de aterrizar, Marcos se ocultó detrás de un arbusto. De allí pudo ver todo. El ovni aterrizó, apagó algunas de sus luces y abrió su compuerta. Tres seres de silueta delgada y numerosa bajaron a tierra, detrás de ellos uno más, algo tímido, también descendió.
Marcos no lo podía creer. Se sentía muy nervioso y a la vez fascinado por lo que veía.
Aunque estaba detrás de un arbusto. Los seres del ovni parecieron verlo. Marcos se dio cuenta de ello, pero quedó inmóvil. Finalmente, uno de los extraterrestres le habló:
—Podemos verte, sal sin miedo —exclamó.
A pesar de los nervios, Marcos se sintió seguro y salió saludando con su mano a los extraterrestres. Estos parecían súper amigables.
Conversaron con Marcos y le contaron que venían a la tierra a ayudarla. Se llevarían muestras de algunos vegetales, del agua de ríos y mares, del suelo y otras tantas. En su planeta las estudiarían y volverían a ayudar a los terrícolas con los problemas ambientales y de contaminación.
Marcos estaba maravillado con lo que oía. Los extraterrestres no solo eran amistosos, sino que venían a ayudarnos. El niño quiso saber más de sus nuevos amigos y comenzó a hacerles preguntas.
Los extraterrestres les contaron un poco de cómo vivían en su planeta, sus costumbres, sus habilidades y mucho más. En su planeta no tenían móviles, se comunicaban por telepatía. Podían hablar con los animales, y para viajar por tramos cortos se teletransportaban. La nave solo la usaban para ir por otros planetas.
De los cuatro seres que habían bajado del ovni, dos eran niños. A Marcos le sorprendió ver que a pesar de notarse que dos de los extraterrestres eran de menor edad, todos eran muy similares entre sí.
L
os seres le contaron a Marcos que en su planeta todos eran iguales, no había diferencias de raza, ni de sexo, ni color ni de nada. Le explicaron a Marcos que antiguamente eran como los humanos, pero con el pasar de los milenios fueron evolucionando. Cuanto más tolerantes se hacían unos con otros, y cuanto más respetaban las diferencias, más iguales y evolucionados se hacían.
Poco a poco sus diferencias iban desapareciendo y en su lugar aparecían nuevas capacidades; como por ejemplo la telepatía y la teletransportación.
Marcos quedó encantado con lo que estos seres le contaron, y deseó que en algún momento eso también ocurra con los humanos.
Luego de unas horas de charla los extraterrestres se despidieron de Marcos y prometieron volver a visitarlo.
Marcos regresó a su casa muy entusiasmado y feliz por la experiencia que había tenido. Como siempre siguió cada noche sentándose con su telescopio a observar las estrellas y ahora, a esperar otra visita de sus nuevos amigos.